miércoles, 25 de enero de 2012

Veintiuno de Junio de 2016


Divagaciones.

Eran las cuatro y media de la madrugada y no podía dejar de pensar en él. Yo sabía que me había olvidado, que había rehecho su vida y además con una buena chica, nada que ver conmigo.
Ya habían pasado muchos años desde la última vez que le había visto pero para mí las cosas no habían cambiado mucho. Seguía siendo la misma que un día viendo constelaciones se había enamorado de su mejor amigo.
Aquella noche de verano sentí mariposas por primera vez en mi estómago y supe que él sería el único hombre en mi vida por mucho tiempo; una estrella fugaz decidió suicidarse y yo, muy decidida, decidí tirarme al abismo de la tercera dimensión besándole con ansias y cayendo rendida en un amor de verano de esos que nunca terminan de apagarse.
Hoy me sorprendí a mi misma mientras estudiaba, vino una fecha a mi mente y en lo primero que pensé, él. La fecha no se si tendrá importancia o no, quedan seis años, cinco meses y veintiséis días.
Entonces no sé qué pasará, no sé si la llama se habrá apagado o seguirá ardiendo medio aletargada; puede, incluso, que los fantasmas del pasado vuelvan a verse la cara o que, simplemente, dejen de ser fantasmas.
Me gustaría reencontrarme con él, con Joaquín Sabina, con carcajadas en un coche pequeño con los cristales empañados, con los besos bajo el agua, con las cosquillas en la espalda, con los buenos días princesa y también con el que sueñes con cosas bonitas.
Desde que no le veo, no hay hombres en mi vida que no se vayan cada vez que cambio las sábanas. Ninguno consiguió besarme, mirarme o hablarme como él lo hacía. Y ya sé que las comparaciones son odiosas pero en cuanto ninguno sonría como si todo fuese un juego de niños, mi vida sólo tendrá una canción como banda sonora, podéis escoger la que queráis de Joaquín Sabina todas han tenido su momento y ninguno es menos importante que otro.

Veintiuno de Junio de 2016.




No hay comentarios: