No puedo
sentirme de otra manera. Se supone que no debería estar confusa; pero, cuando él
no me abraza durante la noche, no puedo parar de pensar que no soy más que la
oveja del cuento, destinada a ser comida por el lobo de un momento a otro.
Intento
dejarme llevar pero cada instante que se me escapa de las manos y ocurre por
azar o destino, no sé cómo podría llamársele, hace que me sienta insegura, que
crea que voy a caer en el abismo.
El ojo del
huracán puede atraparme de nuevo y yo inconsciente de mi no hago otra cosa que
correr hacia él. El miedo es quien me arropa todas las noches y quien se marcha
sin decir adiós por la mañana, incluso se atreve a no cerrar la puerta del
dormitorio.
Me atormento
cuando estoy sin él, ¡qué demonios!, ¿cómo es posible echarle tanto de menos?
La ansiedad
me atrapa, me hace llorar, suenan notas agudas y me siento sola. Supongo que no
es del todo fácil abrir el corazón al amor. Más aún para mí que nunca creí en
él como tal.
El amor,
ese sentimiento que todos dicen haber sentido alguna vez, no es más que una
idealización irracional hacia otra persona. O por lo menos así lo creo.
¿Qué rayos
me pasa? ¿Qué me hace continuar con esta locura? Puede que a veces me sienta
demasiado bien haciendo cábalas. Otras, en cambio, me gustaría poder chasquear
los dedos y que mi mente dejase de pensar por un momento.
¿Cómo es
posible que me haya levantado de madrugada sólo para escribir a alguien que
nunca va a leerme?
Es todo tan
complicado, mi cabeza más aún. Por la mañana soy feliz y por la noche me echo a
llorar sin causa alguna. No quiero caer en el error de enamorarme porque
tampoco me gusta equivocarme.
Ojalá
estuviese aquí para besarle de nuevo y que el temor se fuese, esta vez por la
puerta de atrás y de un portazo. Ojalá desde la ventana pudiese ver como las
olas del mar rompen en la playa.
Ojalá
hubiese puesto un pestillo a la puerta para que el miedo no pudiese entrar a
dormir cada noche conmigo.
Ojalá el
hecho de enamorarme de él no me hiciese sentir pánico. Ojalá supiese dejarme
llevar.
Ojalá que en
asuntos de amor no fuese bipolar. Ojalá pudiese gritar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario